“CRONOS”-caras de una misma moneda –
El tema del tiempo siempre ha
sido motivo de controversia. Muchos
decimos que el tiempo no existe, que es
lineal, y solo concurre el presente y que
el pasado y futuro son una mera ilusión,
en cambio, algunos se aferran a la idea de que no es así, y hasta lo consideran
una locura.
En fin, lo que si bien es cierto,
que en todo caso, cuando pensamos en pasado y futuro, no hallamos paz a nuestra
alma, pues este estado solo se alcanza en la absoluta conciencia del ahora.
Cuando sentimos ansiedad estamos viviendo en el futuro, atormentamos por lo que
tenemos que hacer, y cuando sentimos tristeza, añoramos el pasado que se fue y
sentimos que era mejor que el presente que tenemos. Realmente nunca es tan
grande el dolor real de algo, son nuestros pensamientos los que alimentan ese
dolor, y generalmente nos preocupamos demasiado por cosas que están por
ocurrir, y nunca son cuando se concretan como las habíamos imaginamos.
¿Cuán real es la existencia de
pasado, presente y futuro? El presente del ahora en unos instantes será pasado
y el futuro se convierte constantemente en presente. Entonces hay que creer lo
que plantean tantos estudiosos del tema cuando dicen que solo existe el
presente o el ahora, en el estado de
dicha, pues es donde somos potencialmente creadores de cada cosa que
ocurre en nuestras vidas.
Para mí la vida es la escuela del
aprendizaje de la felicidad consciente, y digo consciente porque nacemos en
absoluta inocencia y felicidad pero en ese momento somos
inconscientes de ello pues las poseemos de modo natural. Luego, vamos poco a
poco sin apenas darnos cuenta, dejando de poseer estas cualidades, a la vez, que ponemos en práctica enseñanzas de comportamientos erráticos heredadas por nuestros padres a su
vez heredadas a ellos por los suyos, y así sucesivamente de generación
en generación; para al final, cuando
alcanzamos cierta madurez, llegar a la conclusión de que debemos desaprender
todos esos patrones de conducta castrantes que tenemos adheridos a nuestra
psique como lapas venenosas y solo así
recuperar esa felicidad e inocencia
perdidas.
Pienso que desde que nacemos,
estamos en una constante búsqueda de nuestra iluminación o despertar espiritual,
seamos o no conscientes de ello. A partir de esta iluminación se alcanza un
estado de plenitud espiritual o felicidad, pero partiendo de un conocimiento
consciente o sabiduría. Muchas veces la
vida nos pone situaciones ilusorias para
hacer este aprendizaje desde una óptica
más terrenal o humana.
Como plantean enseñanzas de antiguas culturas somos seres de
luz dentro de uno cuerpo material, y que todo lo que nos rodea incluyéndonos a
nosotros mismo es energía. También que todo está conectado en este mundo, por
medio de una red invisible a la que muchos llaman matriz divina.
En cambio en nuestras sociedades
modernas, se vive la vida de un modo bien distinto. Cada vez surge mas la
diferencia y con ella la separación, de unas cosas con otras, y esto lo causa
el ego.
Es nuestro ego quien nos separa del universo,
y nos separa de los demás y hasta de nosotros mismo, y es por eso que nos
sentimos solos e infelices. Por esto
tenemos la eterna sensación de que algo nos falta, ya sea la otra mitad, o una
compensación material de cualquier índole, pues vivimos en la inconsciencia de
nuestro potencial divino y creador y de que somos parte de este universo y por
tanto estamos conectados con todo y todos, pues todo está compuestos de lo
mismo; todo es energía.
Por otro lado, mientras más cerca vivimos en la conciencia de
sentir lo que realmente somos más rápidamente encontraremos la felicidad o ese estado
de dicha, que es en definitiva nuestro estado natural. Cuando entendamos que no
es necesario buscar fuera de nosotros nada, pues toda la gloria esta en
nosotros mismos, entonces seremos seres plenos.
El tiempo cronológico creado por
el hombre y el ego, son primos hermanos, se
necesitan el uno del otro para perpetuar el sufrimiento, la sensación de
no-tiempo, o tiempo infinito, nos libera del dolor, y mata al ego pues se vive
desde nuestro ser, de esa llama de luz
que llevamos dentro llamada alma, que nadie ve a simple vista, pero que sentimos
y nos muestra nuestra verdadera esencia.
El tiempo cronológico nos crea
conflictos, agobio, desesperación; pues nos mantiene constantemente en el
desasosiego de que se nos escapa, que no nos alcanza. El ego debe poseer las
cosas para sentirse satisfecho. El ego quiere, el ser ama.
Cuando tenemos la certeza de que
el tiempo no existe, sino que es solo un
nombre que ponemos a un espacio que es infinito, a ese espacio entre evento y
evento, que necesitamos nombrar y clasificar para con ello separarlo de su
verdadera condición; entonces comprendemos que solo en cada instante del ahora
podemos realizar nuestras acciones y que los demás momentos que no pertenecen a
él (pasado y futuro) son mera ilusión de
nuestra mente, pues en la realidad no existen.
Cuando
nos centramos en el ahora, conscientes plenamente de lo que estamos realizando
en este instante, disfrutando desde lo más profundo de nuestro ser, con amor,
no tiene cabida en nuestro corazón ningún sentimiento de agobio, frustración,
tristeza o ansiedad, pues estamos entregados al sublime acto creativo de nuestra
vida.
Cronos-El
tiempo-, puede representar esas dos caras de una misma moneda; el fustigador
que nos agobia y crea conflictos; o el generador de paz, dicha, y alegría y
placer por vivir a plenitud cada instante de nuestras vidas.
Carmen
Mir adorna
18 de junio 2014.
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