EXTENSIONES PETREAS

El 12 de agosto un poco después de las 6 : 00 pm, quedó inaugurada la exposición “Extensiones Pétreas”, de la pintora Carmen Mir, en la casa de cultura de Plaza de la Revolución abriendo con la performans “Lazo edípico”, que dejó al público presente sin aliento .Esta acción estuvo integrada por la maestra y creadora de la misma, Rosario Cárdenas y Dasiel Cruz, quienes danzaron movidos por los acordes de la guitarra de Ena Puig y el saxofón de Lucia Huergo.
Luego el profesor y crítico Antonio Fernández Seoane declamó las palabras escritas por él para la muestra, invitando a los presentes a pasar a la galería.
Dentro de la galería se reunió el numeroso público, un buen rato, a pesar del calor agobiante, conversando y reflexionando acerca de cada obra, y valorando con cual cada cual se identificaba más.
La pieza que más adeptos tuvo fue “Juegos Peligrosos” y “Bloqueado”, aunque también “Lazo Edípico”, ”Generación Perdida” y “Cronos”, causaron gran impacto.
La exposición está compuesta por trece piezas entre esculturas, instalaciones, impresiones digitales y pinturas al óleo y acrílico.
Permanecerá abierta al público en la Galería Carmelo Gonzales de la Casa de cultura de Plaza, Calle Calzada esq., Vedado, hasta el próximo día 27 de agosto en los horarios de 2:00 pm a 7:00 pm, martes a domingo.







PALABRAS DEL CATALOGO










Los “principios” de las EXTENSIONES PÉTREAS:
saber en qué lugar estar para ser…

La vida le entregó un don preciado y el destino le aseguró su destreza en el inigualable trazo del fuego que es la línea… Carmen Mir es, por sobre todas las cosas, una sagaz adiestrada del dibujo, aprehendido por aquella suerte y aprendido en su andar en solitario y sin escuelas… Luego, trocó la definición de los rasgos por el –quizás- inventado color en sus personales establecimientos…; más tarde, las formas, nacidas de esa necesidad que ella tiene por moldear todas las cosas… Así, la asombrosa intuición del recorrido por los contornos, la croma salida del alma y el imprescindible volumen aún incipiente, se hacen alquimias en una singular simbiosis para estos “muros” que, a su vez, se convierten en especiales escenografías de propagaciones murales en la disposición concertada de los órdenes de su puesta en escena…
Pero las formas buscaron rápidamente el contenido (por si no fue un trance a la inversa)…; a Carmen le preocupa, también, la existencia del ser humano, de ella misma en el tiempo que le ha tocado vivir. Entonces, el discurso antropológico hecho obstáculo psicológico (creado desde el sí mismo, BLOQUEADO o impuesto por las adversidades externas), la tensión y el inexorable peso de las consecuencias en una coherente estética de causa-efecto que, si no explícitas, el receptor tendrá que hurgarlas en esas “dilataciones” que ella provoca intencionalmente para el análisis… A Carmen Mir, igualmente, le interesa el establecimiento de las comunicaciones para la perfecta relación que siempre trata de mantener un arte de reflexiones.
Y he aquí, pues, el principal enigma de estos “muros” presentados como límites infranqueables, sabiendo que ellos, de la misma manera, tienen fisuras, colocadas sin azares, pero sí con la resolución de provocar las trampas, ésas que tendremos que saber traspasar (sin las actitudes pasivas o indolentes, a veces de INDIFERENTE estupor) en el desenredo de las ataduras para la búsqueda de las independencias o de ese exigido y necesario VUELO.
Los “muros” de Carmen Mir pueden estar limpios o desnudos, pero también enmascarados…; de ellos se desprenden las tramas y subtramas a modo de una serie pictórica; de fondo, como soporte principal para el EMPOTRADO o, superpuestos, para la creación ilusoria de un espacio –en cualquiera de los casos- propicio para la dramaturgia de una acción a la que ella nos está convidando a entrar con la probabilidad de convertirnos en tanteadores de sus JUEGOS PELIGROSOS: o nos quedamos en la contemplación estática –complaciente- o saltamos al rompimiento de las barreras… Tales son sus premisas…
Superficies pictóricas que tratan de salir de sus hechuras, haciendo lícito ese interés con la interactuación mejor conformada -al menos- en LAZO EDIPICO, que se hace permisible “telón” para una acción performática con visos de impactante gesto danzario y con las precisiones de los audaces acordes sacados de una bien pulsada guitarra… Tales son, aquí, los presupuestos de Carmen Mir en esas “entradas” hacia su propia obra…
Dejémonos, entonces, llevar de su propia mano para la trasposición de estas obras –pictóricas, instaladas, manipuladas en la impresión digital- de la joven artista… Abandonémonos a sus supuestos en esta acción para la representación: a ella –lo dije y ahora lo hago énfasis- le interesará mucho saber de qué lado nos paramos o qué pensamos, en esto de sus “muros”, o mejor, de estas EXTENSIONES PÉTREAS, como secundarias “metástasis” de los -a veces inevitables- primarios males…

Antonio Fernández Seoane.
Profesor y Crítico de Arte.
La Habana, lunes 1 de agosto de 2011.









PALABRAS DE LA ARTISTA




En el mundo de los símbolos, existen grupos divididos según sus funciones, su originen o significado, pero del mismo modo ellos coexisten y cambian de concepto según la cultura a la que pertenecen o al grupo social que los representa e incluso pueden tener variadas connotaciones según la percepción individual de cada persona.
De este modo, partiendo de una particularización muy propia de la significación de dos elementos: la soga y el muro; establezco un dialogo metafórico entre estas dos unidades y la figura humana entrañando como hilo conductor de la misma los conflictos psicológicos nacidos por situaciones de tensión.
Las tensiones psíquicas devenidas en estrés, desequilibrio emocional, tan común en nuestros tiempos, son evocadas por una cuerda en tensión tirada de ambas puntas, del mismo que el peso de un problema que nos crea algún estado de incomodidad, por un conjunto de ladrillos.
Esta muestra va mas allá de una simple exposición de estados mentales, refleja un sentimiento de desgarramiento creado por la acumulación de silencios obligados, por el acopio de apremio sin salida, por el desasosiego; es un grito de liberación que rompe la maroma laberíntica que no nos deja avanzar por el sendero individual de nuestra liberación espiritual.
Carmen Mir Adorna.
2011.

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